RECORDANDO A LOS QUE SE FUERON

lunes, 28 de mayo de 2007

FIESTA DE VELACIONES EN CATACAOS

Son casi la 1 de tarde, hoy ( ayer ) se celebra la festividad de Todos los Santos, conocida también como el Día de los Angelitos o comúnmente llamada “ velaciones”. En la plaza de Armas de Catacaos, épocas atrás, el doblar de las campañas al medio día, anunciaba la repartición de los “angelitos”, esos pequeños dulces, rosquitas, cocadas, alfajores, suspiros; a los niños que le recordaban un hijo muerto a una bondadosa madre. Esta tradición, parece haberse retrasado, conforme ha avanzado el tiempo.

El olor a comida de los puestos de las vivanderas, ubicadas a espaldas de la comisaría, invita a tomar un poto de chicha, a los cansados visitantes. En la Av. Cayetano Heredia, cerca del cementerio, las imágenes de San Juan Bautista, San Dimas, las Animas de la Primera y Segunda Cofradía y el Sr. Cautivo, se han instalado hace una hora, en espera de que los fieles católicos, depositen una limosna en sus alcancías. El dinero recaudado es para celebrar su “fiestita”, nos dice José Dolores Yarleque Flores, primer mayor de la Cofradía Jurada de San Juan Bautista. Estas imágenes se quedan hasta el mediodía siguiente.

A inmediaciones del campo santo, se han colocado vendedores de flores, coronas, velas y “angelitos”; cerca de allí, Jerry ( 12 ) y Rosendo ( 12 ) nos cuentan que desde temprano han estado limpiando nichos por una “quina”, Jerry dice que “el día ha estado bajo”, que ha limpiado diez nichos, pero, aún así, espera que quedarse hasta las siete de la noche. Elmer Carvajal Chong, nos ofrece coronas a S/. 3.50, y pequeños ramitos con flores de papel a S/ 1.00, luego de una amena conversación, nos enteramos que desde hace quince años vende coronas en las inmediaciones del cementerio de Catacaos, que este oficio es una tradición familiar que iniciaron los abuelos de su esposa, y desde julio, junto a su esposa y sus 4 hijos han fabricado 800 coronas de diferentes tamaños.

Dentro del cementerio, los nichos están iluminados por focos o fluorescentes, la tarifa por este servicio es de S/.10.00 Y S/.12.00 respectivamente. Como lo hacen todos los años, Oscar Cheng y su esposa, han regresado de Lima, para coronar y pintar la tumba de su madre. Brocha en mano, hemos encontrado a Emilio ( 16 ), quien pinta nichos desde hace cuatro años, cuando vino por primera vez con Jerferson, su hermano mayor. El costo depende del nicho, pues hay nichos que no tienen base y se llevan bastante pintura, nos dice con una sonrisa de ángel.

Mas allá Abel, Jorge, Robín y el pequeño Víctor ( 6 ), ofrecen limpiar nichos, a cambio de lo que sea la voluntad de los familiares del difunto. Al final del campo santo, un panorama desolador nos acoge al ver una infinidad de cruces, abandonadas, quebradas, sin una solo flor en sus pies. Una vez al año, tenemos que poner un par de velitas para los que no están presentes nos dice Agustín Vílchez, quien junto a su inquieto hijo limpian el mausoleo de su abuelo. Arrodillado frente a una pequeña cruz encontramos a José de los Ángeles Vilcherrez Sandoval, un anciano que dice estar pintando la cruz de uno hijos fallecidos, mientras nos cuenta que su primera esposa y sus 4 hijos están muertos. Cuando uno esta muerto, allí se acaba todo, le escuchamos decir, cuando nos alejamos.

Lleve los ramitos, 2 por 2 soles nos ofrecen al salir. En la plaza han empezado a llegar los primeros pequeños en compañía de sus madres, en espera de que alguien les regale una bolsita de “angelitos” o “picarones” con abundante miel, en memoria de un niño fallecido. Antes de tomar la combi de regreso a Piura, encuentro Abel y sus amigos jugando alegremente. En la noche el cementerio se llenara de gente que rosario en mano y entonando cánticos, recordara al ser que se fue.

DIARIO EL TIEMPO PIURA 02 DE NOVIEMBRE DE 2005

TEXTO: RAÙL REYNALDO CRUZ ZAPATA
FOTOGRAFIA: AGUSTO SANTIAGO.

EN OCTUBRE SI HAY MILAGROS

PEREGRINOS DEL CAUTIVO

Ellos caminan distancias considerables, y la mayoría sueña con un país mejor. Ellos no son miembros de ningún sindicato en marcha de sacrificio, ni piden la cabeza de algún ministro, ellos creen en cosas más grandes. El camino es largo, pero esa no es razón para acobardarse, el Señor los espera con los brazos paternales, dispuesto a entregarles su cariño divino y concederles su petición. Ellos son: los peregrinos del Señor Cautivo de Ayabaca.Cansados han traspasado las puertas de la Universidad Nacional, y bajo la sombra de generosos algarrobos se detienen a descansar, después de almorzar revisan las ampollas de sus frágiles pies y frotan con ungüentos sus fatigadas piernas, mientras tanto, otras hermandades siguen su camino, los universitarios miran sorprendidos este improvisado campamento.

Dicen que han salido hoy ( ayer ) en la madrugada de su querida tierra de Vice ( Sechura ), y esperan llegar sin ningún inconveniente al templo del Cautivo. Alvaro Chapilliquen Eche, es un joven de 20 años, y es el presidente de esta hermandad. Ha caminado desde que tenia 7 años, fue su padre quien lo llevo por primera vez. Alvaro nos dice que toda su familia ( su padre, su madre y él )camina todos los años hacia Ayabaca en busca de una paz espiritual.Son 123 personas, entre hombres y mujeres, incluso niños, que conforman esta hermandad, su preparación es casi diaria, asisten a las misas dominicales, organizan rosarios, conciertos y vigilias, en espera de esta fecha especial. Juan Carlos Inga Paiva, camina por segunda vez, dice que el año pasado decidió peregrinar en busca de la mejora de salud de un familiar. Estaba cansado, sentía dolores, pero al ver el rostro del Señor Cautivo, su estado cambio totalmente, y decidió caminar hasta que su cuerpo pueda.Marielena Palomino Panta ha caminado 4 años, agradeciendo por un favor concedido, en un principio su promesa era por 3 años, pero su fe ha crecido y su agradecimiento también. El viento sopla suavemente en los rostros de los niños que se han quedado dormidos en la vereda que se dirige a la Facultad de Economía. Si todo marcha bien llegaran el lunes en la mañana, entonces las ampollas desaparecerán, el dolor se ocultara entre los cerros, la alegría será inmensa, las ganas de regresar el próximo año se ensancharán y alguien murmurará: ¨ en octubre, si hay milagros...


TEXTO: RAÙL REYNALDO CRUZ ZAPATA
FOTOGRAFIA: AGUSTO SANTIAGO.